lunes, 12 de marzo de 2012

LA VIDA ES UN DON Y UNA TAREA

LA VIDA ES UN DON
"Por un lado, mi vida me pertenece, puesto que constituye, el contenido real histórico de mi ser en el tiempo. Pero, por otro lado, esa vida no me pertenece, no es, estrictamente hablando, mía, puesto que su contenido viene, en cada caso, producido y causado por algo ajeno a mi voluntad".
(M. García Morente)

La vida es algo que el individuo recibe sin que él haga nada ni la merezca. Por eso la vida es un don. La Sagrada Escritura pone bien de manifiesto que el autor de la vida es el propio Dios, que inspiró en el rostro del hombre un soplo de vida (cfr. Gén. 2, 7); de ahí que solamente Dios sea dueño de la vida y de la muerte (cfr. Dt. 32, 39).
En todos los pueblos se ha tenido a la vida un respeto sagrado, a su transmisión y a la muerte se las ha rodeado de un halo sagrado. La vida era algo que venía de los dioses y era a ellos a quienes se atribuía la muerte.
                             
LA VIDA ES UNA TAREA
A menudo se llama vida al conjunto de las tareas que un hombre realiza a lo largo de su existencia. De esta forma se entendía en un programa de la televisión, de hace algún tiempo, donde después de pasar revista a los principales hechos de su vida, se despedía al entrevistado con esta expresión: "Fulano, ésta es su vida".
La vida está hecha del conjunto de empresas y actos que el hombre realiza. Es el tiempo que el hombre tiene para sembrar para la eternidad: "es necesario que nosotros hagamos las obras del que me ha envíado míentras es de día, pues llega la noche cuando nadie puede trabajar" (Jn. 9, 4), y vale lo que valga la tarea realizada para alcanzar un día el Bien absoluto.
Como la vida terrena está ligada al cuerpo, instrumento del alma, quien valore la vida eterna debe valorar también la vida temporal y cada momento de ésta.
                               

DEBO SER LO QUE QUIERO SER

La cobardía y nuestro patológico miedo al “qué dirán” hacen que nos pasemos el tiempo caminando por espacios que no nos gustan y no deseamos, escogiendo no elegir y quedándonos con uno de los puntos de la reducida lista de cosas que nos han presentado como “aceptables”.
Tiempo después, nos damos cuenta de que estamos en el ojo de un remolino de circunstancias que nunca hemos querido y que se nos mete por las venas secando lentamente nuestros sueños e ilusiones con aquel tedioso lema del “tienes”: tienes que hacer ello o lo otro; tienes que alejarte de eso y acercarte a esto; tienes que dejar de pensar en los otros y sólo dedicarte a ti misma.

Lo que se espera de ti no necesariamente describe quien eres realmente.

La vida se convierte en una obligación llena de reglas y frustrantes imposiciones que nos llenan de “tienes”. Tanto es así, que no podemos dejar de pensar en qué ha sido de todo aquello que queríamos y por qué en lugar de proteger nuestros sueños, permitimos que fuesen desterrados de nuestro corazón.
Es cierto que nadie –supongo- nos pone un arma en la cabeza para obligarnos a hacer su sacra voluntad; pero para obligar no siempre hay que hacerlo por las vías de hecho, sino que también existen otras formas de obligar; por ejemplo, no es obligatorio pagar la cuenta de energía, pero si no lo haces, te quedarás sin el servicio.
Asimismo, pasa con nuestras vidas: no es obligatorio hacer lo que los demás quieren, pero si no lo hacemos, lo sentimos con recriminaciones, malas actitudes y prevenciones para con nosotras.
Es entonces cuando empezamos a preguntarnos: ¿qué vamos a hacer? ¿Qué camino podemos tomar? ¿A qué debo mayor valor?

Yo tengo opción,
yo decido sobre mi vida

                         

Parecen obvias las respuestas, pero a veces nos apabullan las acciones. Cuando los grandes personajes de la historia se atrevieron a hacer lo que les nacía, fueron tildados de locos y con el pasar del tiempo, todo cambió y lo que fue locura en un inicio, se convirtió en inminentes ataques de brillantez. Lo cierto es que el tiempo les ha dado la razón y ha mostrado que la verdadera locura es no hacer lo que se ama.
Debemos pasar del “tener” al “querer”. No se trata de ser injustas y pasar cuan aplanadoras por encimade las personas que más nos quieren, de lo que se trata es de seguir la verdad de nuestro corazón y ser tercas con nuestros sueños mas no con nuestros errores. Así los seres que nos aman terminarán por entender que nuestra felicidad no está en lo que los demás creen conveniente sino en lo que nosotras mismas hemos construido con amor en nuestro mundo.
Siempre será mejor volar acompañada que sola.
Si te resignas a hacer lo que “tienes que hacer”, ¡felicidades! Serás una futura amargada llena de frustraciones y agonías.
Pero si te atreves a “querer”, lo único que perderás es el miedo a soñar.

PALABRAS POSITIVAS QUE ANIMAN

Unas pequeñas palabras pueden hacer una gran diferencia en nuestras vidas y las de quienes nos rodean.
                                   Las palabras positivas animan
Un “me gusta”, un “te amo”, un “qué bien te quedó”, un “cada día te veo mejor” o un simple “gracias” pueden hacer que el día sea mejor.
Intentemos ser conscientes de la importancia de escoger bien las palabras. De expresarnos de forma positiva. Nuestras vidas serían mucho mejor.
                               Expresémonos siempre con palabras positivas

HAY BUENOS Y MALOS MOMENTOS

♥ La vida va bien.Hay momentos en los que la vida se llena de grandes momentos en los cuales te sientes verdaderamente libre para amar y ser amada, con tantos triunfos que sientes que todo va a estar bien para siempre, y es que puedes estar rodeada de muchos de los seres a quien tú tanto aprecias ya sea tu familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, conocidos, en fin tanta gente.
Un mundo en el cual tú eres una ganadora, navegas en los ríos de del éxito.
░░░░░░░░▒▒▒► La vida va mal.
depOtras etapas de la vida empiezan con un día cualquiera, que al abrir tus ojos en la mañana te das cuenta que de un momento a otro todo cambió, lo que antes fue de color rosa varió de matiz y se volvió completamente gris.
Tu familia se desintegra, tus amigos te dan la espalda y aquellos sentimientos que antes estaban junto a ti y eran de amor, cariño, confianza, solidaridad… ya no lo son más, las melodías del alma se han apagado y sientes que sin darte cuenta ingresaste en un camino muy difícil, estás perdida dentro de un bosque espantosamente desolado, con mucha neblina que no te permite avizorar el horizonte ni tampoco los peligros que están próximos a ti, lleno de fieras que están a tú asecho.
¡Oh Dios! en ese instante el miedo hace presa fácil de ti, tu cuerpo se estremece y tu corazón quiere salirse de tu pecho, estás desorientada sin saber a dónde correr, ni cómo enfrentar aquel peligro acezante que asecha tu vida.
dep3☼ Y de repente…
De pronto, en medio de la nada,aparece un rayo de esperanza, en el lugar en donde tú NUNCA imaginaste que podía existir, aquel rayo puede y debe ser tu soplo de vida, para continuar, para no dejarte vencer por las tristezas de la vida y avanzar con la cabeza en alto, a paso firme, venciendo todos los obstáculos.
¡Tú puedes superarlo todo!
Sólo cuando hayas logrado superar y atravesar aquel bosque lleno de peligros te darás cuenta que en realidad no todo fue tan malo,porque si no hubieras pasado por todo ello, nunca hubiese sido posible que te dieses cuenta lo valiente e inteligente que eres;porque fuiste, TÚ MUJER, la que luchaste sin descanso y no te dejaste abatir por las dificultades de la vida.
dep2Y con tan sólo un rayito de luz fomentaste tu fe, llenando tu espíritu y corazón con suficiente valor como para salir del lodo en que te encontrabas.
Eres fuerte, mujer.
Ahora que sabes lo maravillosa que eres, es tiempo que tomes las riendas de tu vida y la de los tuyos, para que así puedas encausar sus vidas por el camino correcto y que todo sea, NO como antes, sino mucho mejor.
Tú puedes, está en ti, no te detengas, no permitas que tus miedos hagan presa fácil de ti, enfréntalos y triunfa en la vida.

QUE ES LA VIDA?

La vida es vivir. No es una cosa, es un proceso. No hay forma de conocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo , fluyendo, discurriendo con ella. Si buscas el significado de la vida en algún dogma, en una determinada filosofía, en una teología, da por seguro que te perderás lo que es la vida y su significado. 
La vida no te está esperando en ninguna parte, te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás. 


La vida es inseguridad, A cada momento se dirige hacia una inseguridad mayor. Es un apostar. Uno nunca sabe lo que va a suceder. Y es hermoso que uno nunca lo sepa. Si fuera predecible, no valdría la pena vivir la vida. Si todo fuera como te gustaría que fuese y si todo fuera una certeza, no serías un hombre, serías una máquina. Sólo existen certezas y seguridades para las máquinas.

La mejor forma de perder la vida es tener una cierta actitud ante ella. Las actitudes tienen su origen en la mente, y la vida supera la mente. Las actitudes son nuestras creaciones, son nuestros prejuicios, nuestras invenciones. La vida no es creada por nosotros; al contrario, nosotros somos sólo ondas en el lago de la vida. 
¿Qué clase de actitud puede tener una ola con respecto al océano? ¿Qué tipo de actitud puede tener una hoja de hierba hacia la Tierra, la Luna, el Sol o las estrellas? Todas las actitudes son egoístas, todas las actitudes son estúpidas.
La vida no es una filosofía, no es un problema; es un misterio. Tienes que vivirla, no de acuerdo a cierto patrón de conducta, no de acuerdo a un condicionamiento, de acuerdo con lo que te han contado sobre ella. Tienes que empezar de nuevo, desde cero.

viernes, 9 de marzo de 2012

VIVIR SIN MIEDO

De acuerdo a las ciencias sociales el miedo puede aprenderse en la sociedad, de hecho, es factor primordial en el desarrollo del individuo al permitirle establecer límites dentro de su campo de acción, para no incurrir en situaciones que amenacen su integridad. Es esa “emoción primaria” que nos permite dar una respuesta para defendernos y al mismo tiempo adaptarnos. Además, estas ciencias también expresan que de la misma manera que el miedo se aprende, también se puede aprender a no tener miedo.
Y eso es precisamente lo que anhelo y en lo cual trato de entrenarme todos los días, a aprender a vivir sin miedo. Porque vivir con miedo es vivir en la cárcel de nuestros pensamientos; es sentir que esa “perturbación angustiosa” va perdiendo su temporalidad para convertirse en un estado casi permanente. Es como una batalla constante de nuestro ser interior. Una batalla que mantiene nuestros músculos tensos y nuestra respiración muy corta. Una batalla sin tregua que va consumiendo nuestras fuerzas.
                                            
No es una tarea fácil dejar de sentir este miedo cuando vivimos rodeados de un peligro real que amenaza constantemente contra nuestras vidas. Pero no podemos convertirnos en ermitaños en nuestras cuevas. Debemos ser muy prudentes, pero jamás permitir que este estado de anarquía e indiferencia nos arranque el derecho a vivir sin miedo. El derecho a sentir que nuestro corazón late a su ritmo fisiológico y no que defendiéndose quiera salirse de nuestro pecho y siga latiendo aceleradamente cada día.
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Este es un derecho fundamental del hombre y todas las naciones están en la obligación de convertirlo en su máximo ideal. Y de esforzarse en promoverlo en sus instituciones mediante la educación y el respeto para asegurar que cada individuo sea plenamente capaz de disfrutarlo.

INICIO DE LA VIDA

Con todos los adelantos de la tecnología moderna, no debería quedar duda alguna (como ocurría a comienzos del siglo pasado) de que la vida humana empieza con la unión del óvulo y el espermatozoide en el tercio externo de las trompas de Falopio de la madre. Es sólo cuestión de tiempo para que el ser humano crezca y desarrolle todas sus capacidades y potencialidades en los siguientes nueve meses de vida (y el resto de años fuera del útero de la madre). La dignidad humana que Dios le dio el día de la fecundación es única, universal e irrenunciable, y acompañará al ser humano en todas las etapas de su vida. Por ello, siempre debe ser respetada y considerada como la fuente originaria de los llamados «derechos humanos».

La vida humana se inicia en el momento de la concepción
La dignidad del ser humano es única, universal e irrenunciable. Ésta es la base fundamental de los llamados «derechos humanos» y no una arbitraria definición judicial o legislación humana. Sólo en la medida en que las diferentes legislaciones de nuestros países sean un reflejo de la ley natural que se deriva de este Plan de Dios para nosotros, estaremos realmente haciendo del mundo un lugar más humano y divino. Todo hombre abierto a la verdad con la luz de la razón y la gracia de Dios puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón (Cf. Rom 2,14-15) el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término.

La Iglesia Católica siempre ha hablado claramente en la promoción y defensa de la vida humana. En el momento de la unión del óvulo materno con el espermatozoide paterno ocurre el proceso de fecundación. La ciencia ha demostrado que desde el momento de la fecundación, el cigoto (célula surgida de esta unión) combina los cromosomas del óvulo y el espermatozoide, creando una realidad completamente nueva. Sólo horas después de surgir, el cigoto comienza una intensa actividad celular de especialización, que permite determinar qué parte de esta microscópica realidad terminará convertida en el cerebro, el corazón, la columna vertebral o los músculos del nuevo ser humano. Sus dimensiones microscópicas no cambian el hecho de que este nuevo ser es un ser humano plenamente nuevo e independiente. Desde ese instante el nuevo ser ya es una unidad en cuerpo y alma, única e irrepetible, tiene toda la información genética necesaria para seguir desarrollándose hasta llegar a ser una persona adulta.